La monarquía en España y muy especialmente la familia borbónica que la representa en la actualidad, siempre ha dejado un poso repleto de basura, incoherencia, mala práxis y división…mucha división.
Su historia está ligada irremediablemente a la historia de Europa y por supuesto de España. Una historia completamente desbordada de guerra, muerte, destrucción, corrupción institucional, expolio en Las Indias y América.
Han salido a la luz, fotografías y audios de conversaciones del hoy emérito con la actriz Bárbara Rey. En las mismas se pueden escuchar cosas como esta:
«Alfonso Armada (…) el tío jamás ha dicho una palabra» dixit Juan Carlos I
Por otra parte, se sabe y se ha demostrado que Juan Carlos I ha percibido comisiones de Arabia Saudí (por la construcción del AVE a La Meca) además de múltiples regalos y prebendas que no están registradas en el inventario de la Casa Real española. Sobre su relación con Corinna Larsen solamente se sabe que esta señora fue una importante «testaferro» además de «amiga especial» del Soberano.
Y también sabemos que el gobierno de Mariano Rajoy por decreto estableció la figura del «Rey emérito». Una figura que prolonga de forma vitalicia lo que establece el Título II art. 56 y siguientes de la CE. Por lo tanto, la figura del Rey -Felipe VI- y la de su padre el Rey emérito -Juan Carlos I- son inviolables ante la ley. Y dicha inviolabilidad es ABSOLUTA.
Pues bien podría regularse mediante Ley Orgánica los límites de dicha inviolabilidad. Por que si en la esfera pública, la inviolabilidad podría ser razonable*, no lo es (a mi juício) en la esfera privada. Los actos privados del Jefe del Estado no deberían ser inviolables ante la ley, por la sencilla razón de que se estaría (de facto se está vulnerando) el principio de igualdad ante la ley que la misma CE proclama en su art. 14:
“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”
Lo que sucede es que aunque la inviolabilidad del Rey se sometiese a reforma legal, la ley en España nunca es retroactiva. Por lo tanto, no podría juzgarse a Juan Carlos I por presuntos delitos de carácter económico cometidos en el pasado, dado que los mismos muy probablemente estén ya prescritos.
Por lo tanto, la reivindicación está bien, pero es un arma completamente inofensiva no solamente para la Casa Real sino también para los adláteres del régimen monárquico en España. Tomen nota (si quieren) las personas de Sumar y de Podemos.
¿Qué país heredamos realmente de Juan Carlos I?
Mucho patriarcado, donde en la esfera privada disponer de múltiples amantes está bien visto.
Institucionalizar la figura del «conseguidor» (o comisionista) a gran escala. No hace falta ahondar en la larga lista de personajes que durante estos más de 40 años de democracia en España, se han enriquecido a costa de esta metodología de trabajo. Toda una legión de corrupción institucionalizada y fiel espejo del Jefe del Estado Juan Carlos I.
Abanderar la sacrosanta idea de la «Unidad e indivisibilidad de España», cuando históricamente y en realidad España, su identidad, sus singularidades siempre han sido completa y absolutamentes asimétricas. Mientras que en Catalunya y en Euskadi la estructura social históricamente ha diferido de la tradicional en las Castillas, Andalucía, Extremadura y Galicia. Burguesías vs. Clase trabajadora. Y Terratenientes o Caciques vs. Campesinos.
Una defensa a la rancia y podrida aristocracia española que lo único que han sabido y saben hacer muy bien es perpetuarse en su posición de dominio parásito en España. Restando igualdad de oportunidades a ciudadanos/as españoles.
Conclusión:
Juan Carlos I siempre nos lo han vendido como el «artífice de la transición» y el que «detuvo el golpe de estado del 23-F». Cuando se desclasifiquen los documentos sobre aquel triste acontecimiento, muy probablemente el documental fake de Jordi Évole se quedará corto. El mito caerá y se demostrará que muy probablemente detrás del 23-F estaba el mismo Juan Carlos I. Que al fin y al cabo quien lo puso como Rey de España, (no lo olvidemos nunca) fué el dictador Francisco Franco.
- *Adenda: como ejemplos tomo dos. Francia e Italia:
- La inviolabilidad en la esfera pública del Jefe del Estado está reconocida en países como Francia donde la Constitución francesa declara que su presidente «no será responsable de los actos realizados en calidad de tal» salvo lo dispuesto en el Estatuto de Roma.
- En la Constitución Italiana prevé que el presidente de la República Italiana no será responsable de los actos realizados en ejercicio de sus funciones, salvo alta traición o violación de la Constitución.
Responder