Santiago Rey Fernández-LaTorre

Esta mañana me desperté con el fallecimiento del periodista, editor y Presidente de La Voz de Galicia Santiago Rey Fernández-Latorre. Persona a la que nunca llegué a conocer, aunque reconozco que me hubiese gustado mucho haberlo conocido.

A lo largo del tiempo que este Foro del Cambio sobreviva, escribiré y mucho sobre el ejercicio del poder. Galicia es una tierra muy proclive a las enseñanzas de este arte. Históricamente ha gozado de entre sus paisanos, notables dirigentes.

Posiblemente uno de las personas que más poder ha atesorado durante toda su vida, ha sido sin duda Santiago Rey Fernández-Latorre. En su atalaya mediática, amparó, cobijó y creó redes de poder que le permitieron, tanto a él como a sus colaboradores y amigos disponer de ese halo de influencia decisivo en la reciente historia de Galicia.

Quería hacer una relación de amistades, que cosechó. Francamente, tengo intuiciones, no certezas de las mismas. Por eso las omito. Lo que si sé es que a lo largo de su trayectoria profesional, las administraciones públicas regaron de dinero a todas sus empresas. Muchísimo dinero recibieron y reciben La Voz de Galicia. Radio Voz. La Voz TV.

Todas ellas han sido y en la actualidad lo siguen siendo tremendamente deficitarias. Pero el poder mediático es tan sumamente poderoso e intangible que al sembrar opinión en el gran conjunto de la sociedad gallega, atesoran un gran capital. Deficitario, que pagamos todos/as, pero a la postre poder.

Y esa quizás sea la gran virtud (o defecto según se mire) que atesoró esta persona a lo largo de su vida. Coleccionar, atesorar, disponer de una tremenda capacidad de influencia. En definitiva, tener y ejercer poder.

Siempre critiqué que La Voz de Galicia no tuviera (ni tiene) editoriales. Es una declaración de intenciones muy de aquí.

Aquí ni subimos ni bajamos. Y depende de qué y con quien. Esto es Galicia.

Casi nunca estuve de acuerdo con lo que escribía. En cualquier caso mi respeto a su persona, mis condolencias más sinceras y mi más sincero deseo de que la tierra le sea leve.

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