Soy un revisionista…lo confieso

Enrique Castro Rodríguez

Me convertí en lo que no debía…en un revisionista. Y lo hice por que cuando tomé aquella decisión, no había nadie. Nadie de aquellos y aquellas que nos proclamábamos camaradas.

Pero aún así y con la perspectiva del tiempo…confieso que me equivoqué.

Yo siempre he huído de las «purezas» del discurso ideológico y he tratado de arrimarme al pragmatismo del «hecho». Llenarse la boca de Marx, Engels, Lenin, Gramsci (especialmente de este último al que sus camaradas de su época en vida lo menospreciaron) solamente sirve para construir un mero relato.

Las personas de izquierdas no estamos para construir relatos. Estamos para construir una sociedad más justa.

No hay que esconderse en subterfugios como «Clase media», cuando en realidad ésta…no existe. Existe la clase trabajadora.

Ser proletario o proletaria es una opción de vida. Una decisión complicada, que en un momento de mi vida adopté y la abandoné. En cualquier caso es una opción. Digan lo que digan, pese a quien le pese.

Marx tenía razón. En su contexto histórico pasado, presente y futuro. Lenin interpretó las cosas en función de su tiempo. Sus herederos fracasaron estrepitosamente.

Al fascismo se le combate con cultura. Y si la cultura no alcanza, entonces con la defensa de la democracia. Y en este último caso, hay que buscar aliados y aliadas.

La socialdemocracia me enseñó dos cosas. La primera que son hegemónicos en las izquierdas por que la clase trabajadora tiene mucho miedo (y con razón) La segunda que en las distancias cortas se comportan en lo personal igual o peor que las derechas liberales y fascistas.

Afirmar que «el peor enemigo es tu compañero de partido» es un error cultural difícil de erradicar.

En conclusión: soy un idealista con una perspectiva de las cosas irreal. Y como buen idealista me gustaría que mi utopía (que no quimera) se convirtiese en algo tangible.

Mi irrealidad está repleta de: vivienda digna, trabajo digno, salarios dignos, papel del Estado de protección al pueblo y a la economía competitiva socialmente responsable.

No me molestan los ricos. Me molestan los/as explotadores.

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