Cosas que suceden en Compostela y no me gustan

Llevo residiendo en Galicia desde 1993. En Santiago concretamente desde el 2003 hasta la actualidad.

Siempre he considerado a Compostela, como un lugar muy especial. Tan especial que hoy es mi casa. Siempre he dicho que el mejor alcalde que ha tenido la ciudad ha sido sin lugar a dudas y de lejos Xerardo Estévez.

El Auditorio de Galicia, con la Real Filharmonía de Galicia es un lugar extraordinario para poder escuchar música de calidad en directo. Los numerosos parques existentes hacen de Compostela un lugar muy privilegiado para poder pasear con tranquilidad. Especialmente recomiendo Santo Domingo de Bonaval. Pero hay muchos más…pasear por la ribera del Rio Sar o del Rio Sarela.

Y teniendo en cuenta que la Praza do Obradoiro es un lugar majestuoso, mi preferencia es sin duda con la Praza de A Quintana de mortos. Y ya por último referirme al carisma que siempre ha tenido Compostela.

Pero no voy a caer en el error de caer en la estupidez de la comparación. A Coruña, Vigo, Lugo, Pontevedra, Ourense, Vilagarcía de Arousa, Ferrol y un largo etcétera, son lugares extraordinarios. Como lo es Galicia en su conjunto.

¿Qué sucede hoy en Compostela que no me gusta?

  • En cierto modo siempre fue así, pero la ciudad piensa más en negocio que en vecinos. Antes eran los estudiantes que acudían en masa a la USC. El gran negocio (que aún todavía sigue existiendo) eran los alquileres de viviendas en el Ensanche para los estudiantes. Hoy sin lugar a dudas, el gran negocio viene de la mano del Xacobeo y del peregrinaje. De ahí, se ha establecido un modelo global, que al igual que en las grandes ciudades, Santiago de Compostela es un destino global. Por lo que se ha encarecido el coste de la vivienda y del alquiler gracias a plataformas como AirBnB. Muchos hosteleros de toda la vida de Compostela, han adquirido viviendas y viviendas que las alquilan en el mercado negro del turismo, fuera del control de las administraciones públicas.
  • Turismo irresponsable y maleducado. Se puede gritar a cualquier hora del día, comer en la vía pública sentado en el suelo, orinar en la vía pública, entrar en la ciudad de forma muy poco respetuosa con la gente que vive en Compostela (en grupos de 300 o 500 a gritos por la calle un domingo a las 7 AM -como ilustra la fotografía de esta entrada) Y lo que es peor, tratando a la gente que vivimos aquí como si fuésemos nativos, indígenas o un elemento más del decorado de piedra que conforma la zona monumental. Es tal la invasión de turistas en cualquier estación del año, que a mi particularmente me disuade pasear por el centro de la ciudad.
  • Modelo de turismo low cost. Donde no se explica en profundidad las características históricas, culturales y toda la singularidad de la ciudad. Muchos guías turísticos recurren al tópico, la leyenda y sobretodo a las fuentes clericales para mostrar una ciudad del rezo, del clero y del culto. Olvidándose del factores mucho más importantes como la presencia arquitectónica del románico, del gótico pero también de la escuela portuguesa del racionalismo del S. XX. Por cierto…la demora en aplicar la Tasa turística (que por cierto…aún NO está en vigor) supone en realidad, que los vecinos tenemos que costear lo referente a limpieza, basuras, agua, alumbrado, seguridad pública de la ciudad. De los habitantes y de los turistas. Me sorprende sobremanera que todavía hay quien se escandaliza por el tema de la Tasa turística, cuando sin ir más lejos, te vas a Francia a la Costa Azul y me lo cuentas después lo que te cobran. Ahí y en Pernambuco. Si quieres disfrutar del turismo, tienes que pagar una tasa pública para que puedas disfrutar del entorno.
  • Servicios públicos locales ineficaces. Tengo la sensación de que una cosa son los políticos del Concello de Santiago de Compostela y otra muy diferente los funcionarios del mismo Concello. Creo que los primeros no pintan nada y los segundos van por libre y hacen lo que les da la real gana. La Policía Local de Compostela, brilla por su ausencia. Hace la vista gorda en los temas de ordenanzas municipales de tráfico con los turistas, sancionando al vecino. ¿Qué hay un atasco monumental a la puerta de un colegio? Su presencia siempre, siempre brilla por su ausencia. ¿Qué en la Plaza de Galicia se descargan autobuses y autobuses repletos de turistas mientras que la dársena que existe para tal fin en Juan XXIII está vacía, y ni una patrulla de la Policia local haga nada? ¿Qué una furgoneta recoge mochilas del Camino de Santiago aparca encima de la acera? No pasa nada de nada.
  • La cultura en Compostela como contenedor donde el Concello es un agente cultural. Pero tenemos más…el Consorcio de la Ciudad de Santiago, la Xunta de Galicia a través de la Consellería de Cultura. Es ingente la cantidad de eventos que en la ciudad se realizan. ¿Es malo esto? No…es bueno. Pero lo que no puede ser es que se desatiendan tanto las cosas más importantes en detrimento de una actividad cultural notable, donde se nota y mucho, el trabajo por parte de la administración local, frente a otro tipo de cuestiones que cito a continuación.
  • La ordenación del territorio. La movilidad. La gestión de las licencias municipales para la apertura de actividades (hay exceso de determinadas actividades económicas -tiendas de souvenirs, bares o restaurantes- frente a supermercados o establecimientos de alimentación. Las licitaciones urbanísticas. La completa y total ausencia de ideas, propuestas en materia de vivienda pública accesible para la clase trabajadora y humilde de la ciudad. No hay ideas, ni propuestas, ni consenso, ni cooperación de la Xunta de Galicia con su capital administrativa.

Pues eso…que ni Bugallo, ni Conde Roa, ni Currás, ni Agustín Hernández, ni Martiño Noriega y de momento ni Goretti Sanmartín no están ni siquiera haciendo sombra al que fue…insisto, el mejor alcalde que ha tenido la Capital de Galicia, Xerardo Estévez.

No percibí ni percibo inteligencia, ni ganas. Percibo que los lobbys de la ciudad mandan mucho, presionan más y que los actores políticos en realidad son meros actores secundarios, en este grandísimo negocio en que se ha convertido Santiago de Compostela, de espaldas a los ciudadanos que todos los fines de semana, marchan impasibles a la aldea.

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